Oh Cristo, perdóname por las veces que me dejé guiar por otras cosas, por casi caer en otras fuerzas; hoy ante ti, ante aquel que lee estoy te digo de todo corazón y alma que estoy dispuesta a soportar cualquier cosa por ti mi señor, que sé que estas tempestades en mi mente pasarán porque mi corazón está confiado, porque el Espíritu Santo trabaja en mi en cada momento.
Gracias por salvarme y cuidarme en todos esos momentos en las que no sabía que era tu obra trabajando en mi, gracias por acompañarme en esos momentos de agonía, por alejarme de personas que me harían cometer completas tonterías.
Eres digno de toda la gloria, eres inmensamente ¡Increíble! padre santo, oh no tengo palabras para expresar lo que en estos momentos siento, estoy en un momento de increíble felicidad gracias a ti, porque estoy dispuesta a luchar señor, a batallar a tu lado porque sé que no estoy sola.
Te amo con todas mis fuerzas, con todo mi ser señor, y sin duda, seré un ejemplo de ti en todo lugar al que vaya.